domingo, 6 de enero de 2013

Lunes: ¡MALDITAS SEIS DE LA MAÑANA!



Lunes: ¡MALDITAS SEIS DE LA MAÑANA!

Suena el despertador, son las seis de la mañana, la resurrección es lenta, cinco minutos más, tu mujer se levanta con la misma resignación que te llevara a la regadera en unos minutos más, ella prepara el desayuno, su mirada es cansada, aun no despierta del todo y sabe que tendrá que maquillarse una vez más en el camino para no llegar tarde al trabajo, los niños comienzan con su escándalo, parlotean y se mueven de un lugar a otro, nadie lo aprecia, pero son ellos los únicos que disfrutan de este nuevo día. 

El transito, como siempre, esta a reventar, son las siete de la mañana y todos los esclavos corren ante el peligro inminente de que el reloj checador los señale ante el jefe con una nota roja. La radio y los noticieros amenizan el trayecto con noticias intrascendentes que no afectan ni benefician al oyente de manera directa, o al menos eso piensan ellos. Los que tienen la fortuna de poseer un auto, climatizan el ambiente y elijen que escuchar durante la próxima hora, los otros, los esclavos de a pie, luchan por conseguir un hueco en el transporte público, ese que cada año exige un alza en la tarifas, millones de almas viajan apretujadas día con día dentro de esos contenedores de carne que los acercan a su lugar de trabajo, millones de sueños desplazándose por la ciudad de la esperanza.

¿Cuando murieron nuestros sueños de la infancia? ¿Cuando dejamos de hacer lo que queríamos? ¿Cuando perdimos la esperanza?  Ahora compramos a crédito y vivimos esclavizados a la tienda de raya, hoy aguantamos a un mequetrefe que por asares del destino se encuentra en el organigrama por encima de nosotros, soportamos aburridas juntas donde los tópicos a tratar están muy alejados de los temas que nos acercarían a la felicidad. Comemos lejos de la familia y dedicamos el menor tiempo al disfrute de nuestros hijos, descuidamos nuestros cuerpos y nuestro espíritu. Los viajes postergados, los libros acumulándose en el buro de la recamara, la bicicleta con las llantas desinfladas y al igual que nosotros, en un avanzado estado de oxidación.

Nuestros hijos dejaran de ser pequeños, los abuelos y nuestros padres morirán, la mujer que amamos se irá apagando poco a poco al igual que nosotros. Es tiempo de despertar, este fin de semana disfrutamos de la alegría de nuestros hijos al ver cumplido un sueño junto al zapato ¡juguetes nuevos!, nos dimos ese espacio en el tiempo para volver a ser niños, no dejemos que la monotonía de los días nos regrese a la somnolencia de la vida rutinaria. Busca un espacio para recuperar tus sueños, para hacer lo que siempre has querido, date tiempo para leer, jugar, reír, pero sobre todo, date tiempo de disfrutar a las personas que amas.




Si vamos a ser esclavos, no seamos esclavos de nuestro trabajo, seamos esclavos de nuestros sueños.

¡Feliz inicio de semana!

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