Lunes: ¡MALDITAS SEIS DE LA
MAÑANA!
Suena el
despertador, son las seis de la mañana, la resurrección es lenta, cinco minutos
más, tu mujer se levanta con la misma resignación que te llevara a la regadera
en unos minutos más, ella prepara el desayuno, su mirada es cansada, aun no
despierta del todo y sabe que tendrá que maquillarse una vez más en el camino para
no llegar tarde al trabajo, los niños comienzan con su escándalo, parlotean y
se mueven de un lugar a otro, nadie lo aprecia, pero son ellos los únicos que disfrutan
de este nuevo día.
El transito, como siempre, esta a
reventar, son las siete de la mañana y todos los esclavos corren ante el
peligro inminente de que el reloj checador los señale ante el jefe con una nota
roja. La radio y los noticieros amenizan el trayecto con noticias intrascendentes
que no afectan ni benefician al oyente de manera directa, o al menos eso piensan
ellos. Los que tienen la fortuna de poseer un auto, climatizan el ambiente y
elijen que escuchar durante la próxima hora, los otros, los esclavos de a pie,
luchan por conseguir un hueco en el transporte público, ese que cada año exige
un alza en la tarifas, millones de almas viajan apretujadas día con día dentro
de esos contenedores de carne que los acercan a su lugar de trabajo, millones
de sueños desplazándose por la ciudad de la esperanza.
¿Cuando murieron nuestros sueños
de la infancia? ¿Cuando dejamos de hacer lo que queríamos? ¿Cuando perdimos la
esperanza? Ahora compramos a crédito y
vivimos esclavizados a la tienda de raya, hoy aguantamos a un mequetrefe que
por asares del destino se encuentra en el organigrama por encima de nosotros, soportamos
aburridas juntas donde los tópicos a tratar están muy alejados de los temas que
nos acercarían a la felicidad. Comemos lejos de la familia y dedicamos el menor
tiempo al disfrute de nuestros hijos, descuidamos nuestros cuerpos y nuestro espíritu.
Los viajes postergados, los libros acumulándose en el buro de la recamara, la
bicicleta con las llantas desinfladas y al igual que nosotros, en un avanzado
estado de oxidación.
Nuestros hijos dejaran de ser
pequeños, los abuelos y nuestros padres morirán, la mujer que amamos se irá
apagando poco a poco al igual que nosotros. Es tiempo de despertar, este fin de
semana disfrutamos de la alegría de nuestros hijos al ver cumplido un sueño
junto al zapato ¡juguetes nuevos!, nos dimos ese espacio en el tiempo para
volver a ser niños, no dejemos que la monotonía de los días nos regrese a la
somnolencia de la vida rutinaria. Busca un espacio para recuperar tus sueños,
para hacer lo que siempre has querido, date tiempo para leer, jugar, reír, pero
sobre todo, date tiempo de disfrutar a las personas que amas.
Si vamos a ser esclavos, no seamos esclavos de nuestro trabajo, seamos esclavos de nuestros sueños.
¡Feliz inicio de semana!
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