martes, 12 de febrero de 2013

Libertad.



Baja la voz, no grites, no corras, espera tu turno para hablar: Palabras que escuchamos durante toda nuestra infancia. Baja la voz, no grites, espera tu turno para hablar, no fumes: Palabras que seguimos escuchando.

Cuando El hombre nace, al igual que cualquier animal lleva sus instintos puros, “salvajes”. No existe el bien ni el mal, solo existe la supervivencia, el respirar, el comer, el vivir. Esos instintos van siendo domesticados con los años y por supuesto por una sociedad que marca las normas a seguir, según el dictado de un grupo reducido de poder y en muchas ocasiones estos individuos no acostumbran acatar las normas, ellos gozan de privilegios, claro está que las leyes son hechas solo para la clase dominada y estas leyes varían de acuerdo al país, las costumbres y los valores vigentes en el lugar y tiempo donde nos desarrollamos.

Hoy en día si alguien crítica dentro de nuestro contexto el uso de la mini falda o la homosexualidad seriamos tachados de intolerantes, machistas…..retrogradas. Pero qué pasaría si estuviéramos en Afganistán, los valores reinantes serian muy diferentes y lo que para un grupo social es bueno, para otro es malo y por si fuera poco, todos ostentamos la verdad absoluta. Si alguien viviera en chicago de los años 30´s y vendiera licor, seria tachado de traficante, en pocas palabras de delincuente. De ahí caemos en la conclusión de que las normas sociales no son universales y no se basan en las leyes naturales, por el contrario, limitan y esclavizan a estas en beneficio de unos cuantos.

El derecho a la libertad es parte intrínseca del ser humano, pero al crecer físicamente estos valores decrecen hasta convertirnos en esclavos. Pero lo peor está por venir, no solo la sociedad limita nuestras libertades, poco a poco nosotros mismos vamos mellando día a día este derecho natural. Poco a poco nos vamos sumergiendo en mar de apatía, en el mar del servilismo y la falta de voluntad.

Recuerdo la historia de "Amistad”, barco en el cual eran traídos los negros africanos a América, estos hombres habían sido capturados y traídos por la fuerza para convertirlos en esclavos, para trabajar en minas o plantaciones del sur de los Estados Unidos, y ese era un acto legal para la sociedad. Los hombres de este barco se amotinaron, lucharon por su libertad, para después ser capturados, juzgados y finalmente……morir en la horca. Ese fue su castigo por negarse a la esclavitud.

Este fin de semana tuve la oportunidad de ver nuevamente la película “Django”, esta historia gira en torno a conceptos profundos y naturales como son el amor y la libertad. Hoy en día dejamos que el mundo y la sociedad dirijan nuestra vida y lo peor de todo es que nosotros decidimos ceder ese poder. Cuando un hombre esclavizado consigue su libertad, el concepto de su vida cambia radicalmente, descubre que él es el dueño de su destino, el puede decidir qué camino tomar, cuando comer, cuando dormir, como vivir. Ese concepto que "vivimos" día a día, a perdido valor para la mayoría de nosotros, es más fácil seguir las reglas escritas o que marca nuestro entorno, mas difícil es ejercer responsablemente nuestra libertad. Es más difícil decidir nuestro destino, es más fácil seguir el camino que han marcado para nosotros.



                         La LIBERTAD es un derecho natural que debemos cultivar y transmitir.