La crónica es
un medio de investigación, recopilación, análisis y difusión de los sucesos,
costumbres y tradiciones de un pueblo. Pero hay que considerar que todas las
actividades humanas se desarrollan en un espacio, ya sea natural, urbano o
arquitectónico es por ello que estos
espacios contienen de manera intrínseca
una historia.
El pertenecer
al Consejo de cronistas de Tlalpan me da la oportunidad de destacar y
difundir el valor histórico y arquitectónico que existe de manera silenciosa
entre los muros de cada edificio, la arquitectura es la manifestación tangible
y objetiva del desarrollo cultural de un pueblo, en cada construcción puede
leerse el conocimiento constructivo, urbano y arquitectónico de una sociedad en
el momento de su creación. Si podemos transmitir este conocimiento a los
usuarios de cada uno de estos espacios generaremos una conciencia colectiva de
respeto y amor por los edificios que hemos heredado. Generalmente es la
ignorancia la que nos hace transitar por las calles sin apreciar las joyas de
valor histórico que nos rodean y al no valorar nuestro entorno nos volvemos
descuidados e indolentes ante el deterioro de los espacios que habitamos.
Es por ello
que considero de vital importancia conocer, estudiar y difundir los más de 2000
años de la presencia de nuestros pueblos en esta delegación. Recordar que
fueron las manos de nuestros antecesores los que fundaron la ciudad de
Cuicuilco, las que edificaron las construcciones civiles y religiosas del
periodo Virreinal, fueron las manos de los tlalpenses quienes construyeron los
edificios porfirianos que hoy llenan de vida y de nostalgia a nuestro centro
histórico, todo esto es nuestra historia tangible, nuestra historia
arquitectónica, una historia que todos los tlalpenses debemos conocer, una
historia de la cual debemos estar orgullosos.
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